Hoy había un tipo que estaba agarrado del pasamanos de arriba; y como se agarraba con las dos manos, se le levantaba la campera y se le veia toda la panza, grande, llena de pelos, con el elástico del calzoncillo para terminar de decorar la postal.
La señora que estaba sentada delante de él, miraba cada rato, sin parar.
Los fetiches son inexplicables.
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