El bondi casi vacío y subió una chica:
"Buen día, me bajo en Libertador y Montevideo... así que son 90 centavos. Gracias."
Pagó y comenzó a buscar asiento... miraba todos... uno, después otro... otro más...

Hasta la mujer más segura a veces no sabe lo que quiere.

Hoy subió una señora que estaba totalmente sacada... había asesinado una familia de chanchitos, tenía todas las monedas encima y tiró el manojo arriba de la máquina, como si ésta fuera a atajarlas en el aire y darle su boleto.
Una y otra vez... y la máquina se atascaba para devolverle las monedas...

El chofer no aguantó: "Señora, por favor... ponga las monedas de a una por vez".

"¡Sí, ya lo sé!"
¡Sclash! Todas las monedas de una... la máquina ya tenía arcadas.

"Señora ¿usted es sorda o extranjera? ¡¡¡DE A UNA POR VEZ!!!"
Nada...

El tipo se levantó, le arrancó las monedas de la mano y las iba poniendo de a una mientras miraba fijamente a la cara de la mujer: "Así ¿vio? NO ES TAN DIFÍCIL...

Aprender a escuchar es el paso previo para aprender.

"Señor, se le cayó una moneda... tome."
"No querida, no es mía. Pero dámela igual."

La jubilación es como cargar $10 en el celular, nunca alcanza.

"¿Qué hacés? ¡¡¡La concha bien de tu madre pelotudo... me cerraste en la esquina, hijo de puta!!!"
Mientras, el chofer del bondi lo miraba al tachero. Lo más tranquilo.
"¿Te creés el dueño de la calle?"
Y el chofer le contestó "Sí..." acelerando mientras el semáforo se ponía en verde. Se cagaba de risa.

Mirar desde arriba te hace sentir poderoso.